viernes, 15 de febrero de 2013

La taiaha

Arma por excelencia de los maoríes neozelandeses, es otro ejemplo más de cómo un arma simple puede convertirse en un instrumento letal si el diseño es acertado y el guerrero es experto en su manejo.

Como se puede apreciar en la imagen superior, se trata de un bastón de aproximadamente metro y medio de longitud que se ensancha según se aproxima a un extremo, mientras que en el otro acaba en una aguzada punta. Después de esta somera descripción, añadiré que no existe una "uniformidad" en cuanto al diseño de la taiaha. Como ocurre con aquéllos pueblos en los que los armeros son los mismos guerreros que más tarde empuñarán sus creaciones en combate, optan por construir su armamento según sus preferencias y disponibilidad de recursos.
Detalle de la zona contundente donde se aprecia la forma de remo.

El cuerpo del arma es de madera, probablemente de cualquier madera disponible en la isla como la de  kauri, rimu, kahikatea y totara, pero hay que hacer hincapié en que la mayoría de estas maderas tropicales poseen una gran densidad, lo que las convierte en herramientas muy útiles en el combate. La gran densidad aporta un gran peso que redunda en una mayor potencia de impacto, con la contrapartida de que son más difíciles de manejar. Resultan ser maderas de gran resistencia que no se astillan  con facilidad gracias a su enorme tenacidad y dureza, además eran endurecidas exteriormente  pasando las varas por encima del fuego, con lo que se conseguían unas características que ninguna madera europea puede igualar. 
La zona más ancha del arma no tiene forma cilíndrica, como se pudiera pensar, sino que es de sección lenticular, llegando en algunos casos a presentar un filo primitivo, que a ciertas velocidades puede efectuar golpes de tajo contra zonas desprotegidas. Esta forma similar a un remo potencia el impacto, ya que el perfil es más aerodinámico y permite transmitir una mayor presión sobre el objetivo, destrozando huesos y provocando traumas y derrames internos, la mayoría con efectos letales incluso a día de hoy. El efecto que se consigue en el impacto se hace más devastador si cabe debido a la gran longitud del arma (aumentando el momento de inercia) y a que la madera de la que está compuesta no es en absoluto flexible, por lo que casi la totalidad del impacto es recibida por el blanco, prácticamente sin disipación de energía. Las longitudes totales varían según la época y requerimientos del usuario, pero se mantienen entre el metro con viente y el metro sesenta de longitud total.
Punta de jade.

Punta de madera ricamente tallada.



La punta de la taiaha podía ser de jade afilado como una daga, de madera, que es igualmente capaz de traspasar el abdomen, o de madera forrada de dientes de tiburón, que eran muy usados en esta isla del Pacífico con fines bélicos. La punta podía ser igualmente de basalto o material óseo, siendo el principal el perteneciente a los cetáceos por su robustez y tamaño. Cualquier material o combinación de materiales era adecuado siempre que mantuviera el objetivo principal de esta parte del arma: la penetración y el golpe de punzada.  Cualquiera de las puntas descritas anteriormente son capaces de atravesar los tejidos blandos del cuerpo humano y llegar hasta órganos de gran importancia, causando severas hemorragias que conducen irremediablemente a la muerte. En el caso especial de la punta de madera, pudiera no atravesar zonas más duras del cuerpo, pero no nos engañemos, un golpe con esta parte del arma puede hacer el "efecto kubotán", causando graves daños debido a la gran presión ejercida en un área de reducidas dimensiones, consiguiendo una baja aún siendo incapaz de perforar la piel.
Kubotán, artefacto diseñado para la defensa personal
moderna, aunque derivado de armas tradicionales.
Las técnicas desarrolladas para el combate con la taiaha son muy diversas y engloban conceptos como el terreno en el que se combate, las armas que porta el oponente y un largo etcétera de parámetros que varían durante los enfrentamientos. Existen técnicas enfocadas al combate en arena, donde es fácil perder el equilibrio, pero también otras diseñadas para ser eficaces en zonas boscosas o sumergidos en agua hasta las rodillas. Por lo que he podido investigar, las técnicas tienen similitud con las orientales más comunes para nosotros, ya que los estilos reciben también nombres de animales como el "lagarto" o el "pájaro" entre otros muchos. Algunas posturas son bajas y recalcan el mantener alejado al enemigo a través de la punta, mientras que otras se basan en una guardia alta y giros tanto del arma como del cuerpo para mantener siempre la taiaha en movimiento, a fin de buscar los golpes contundentes. Como en todos los sistemas de combate, no existe uno superior al otro universalmente, sino que la optimización surge de la adaptación.
Como corolario, este arma representa la versatilidad y, aunque pueda parecer mentira, es un exponente de la técnica sobre la fuerza bruta. Viendo al terrorífico guerrero maorí con su temible haka antes del combate, sus tatuajes y gritos de combate, pudiera parecer que se entregaría a un combate cruento y primitivo, sin el más mínimo asomo de estrategia . La verdad es que la táctica que subyace tras la taiaha es excepcional, combiando destreza y movimientos precisos con una ferocidad rayana en lo redundante. No es una porra de combate, es un sistema que vale tanto para defender como atacar, punzar y golpear, bloquear y encadenar golpes. En definitiva: es un arma que exige conocer su uso a la perfección y además es una muestra de que si se tiene ingenio y ganas de sobrevivir, los materiales de los que se disponga no son determinantes en ningún combate.


El Marqués de las Doce y Media ofrece un adiós, si les place; y si no, también.









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