Se trata de un arma muy curiosa propia de los indígenas de América del Norte, muy usada por las tribus de las praderas: Lakota, Cheyenne, Iowa, Osages, etc. Sé que a la mayoría no os suenan para nada los nombres de estas tribus, así que no profundizaré en ello.
Sobre su morfología, muchas fuentes indican que se copió el diseño de los mosquetes europeos o que directamente se utilizaron mosquetes averiados para transformarlos en armas de cuerpo a cuerpo. Sin embargo, los mosquetes utilizados durante el XVII y el XVIII difieren mucho de los gunstock arqueológicos, por lo que deduzco que se trata más bien de una coincidencia o quizá los diseñadores se inspiraron en las armas de fuego, más que de una copia directa e intencionada.
Hoy en día las representaciones y recreaciones de este arma incluyen siempre la punta metálica en el diseño. Pero es solo una de las variantes que existieron, ya que los indios norteamericanos eran muy dados a implementar sus armas con los petos metálicos de las armas europeas, así que no es raro ver una porra tradicional con una hoja de daga o una punta de espontón atravesada perpendicularmente en el arma. Con esto quiero decir que, aunque es mucho más sabroso para el recreacionista colocarle a semejante arma la hoja de acero, la variante que carece de la misma fue probablemente tan o más utilizada, manteniendo unas características de letalidad ligeramente inferiores a la versión punzante.
En cuanto a las dimensiones del arma, son de lo más variopintas, como es normal en armas artesanales. Cada guerrero utilizaba el diseño que más le convenía, que más le gustaba o sencillamente, el que tenía a su disposición. El ángulo de la parte superior variaba considerablemente, e incluso podía no estar bien definido y presentar una curva, como en la imagen superior. El usuario podía preferir un arma más pesada, por lo que aumentaría el grosor de la zona contundente; o todo lo contrario, con lo que rebajaría la madera en dicha zona o utilizaría una madera de menor densidad.
La longitud era más uniforme, ya que el gunstock estaba diseñado para su uso a una sola mano, por lo que el arma no podía exceder de los setenta u ochenta centímetros aproximadamente, o el guerrero que lo empuñara correría el riesgo de llevar un arma excesivamente pesada y difícil de manejar al combate. Los que hayan visto la película "El último mohicano" habrán podido comprobar que el jefe Chingachgook lleva un gunstock de un metro treinta, que utiliza a dos manos. Un gunstock de estas proporciones queda muy bien en la pantalla, pero en un combate real se convierte en un arma muy pesada para manejar si no se lleva protección corporal. Simplemente, el portador queda demasiado expuesto ante un contrincante con un fusil con bayoneta o un tomahawk. Fallar el golpe equivaldría a una muerte segura, además de ser un arma que es difícil de desenterrar del cuerpo de un enemigo, dando la oportunidad a un segundo contrincante de ofrecerte un billete de ida al otro barrio.
Como se puede apreciar en las imágenes superiores, la forma correcta de sostener el gunstock es con la punta señalando la dirección del golpe, al igual que los martillos de guerra medievales. Este agarre también se encuentra presente en las representaciones de la época para los ejemplares que carecen de hoja metálica, pero el agarre con la punta hacia atrás también es útil si sólo se busca el golpe sobre el enemigo o si la situación requiere un movimiento defensivo con esa parte del arma.
El sistema de combate que se emplea con estas armas es muy similar al de un pico de cuervo o un kama japonés. Se buscan golpes circulares que deriven en hincar la punta, que verá su penetración mejorada enormemente debido al peso que concentra detrás. La curvatura final del gunstock permite que los golpes circulares se describan con mayor velocidad y precisión, y además fortalece la estructura, ya que se golpea con la parte del arma que mejor aguanta los impactos y por donde es más difícil que se produzca una rotura.
Su utilización con una sola mano deja la otra libre para portar un cuchillo,un escudo, un hacha u otro tipo de porra de combate, consiguiendo que si un arma es bloqueada, la que queda libre pueda terminar la faena.
Como la inmensa mayoría de las armas de los nativos norteamericanos, el gunstock es idóneo para su uso como arma arrojadiza, por lo que puede lanzarse como si de un hacha francisca se tratase, pudiendo recuperarla posteriormente. Llegados a este punto cabe reseñar que la curvatura y la posición del centro de masas del sistema son altamente propicios para el lanzamiento, ya que con el mínimo entrenamiento se pueden conseguir altos porcentajes de impactos con la punta perpendicular al objetivo. Huelga decir que un lanzamiento con este arma es una muerte instantánea en zonas del torso o la cabeza, pero en el extrañísimo caso de que no sucediera la defunción, la potencia transmitida tiene un poder de parada colosal, por lo que si el blanco no resulta muerto siempre quedará fulminado en el sitio.
La disposición de los elementos del arma le confieren la capacidad de un uso tanto ofensivo como defensivo. La hoja y la zona curva permiten bloquear golpes sin quebrarse, además de ser capaces de desviarlos para desequilibrar al enemigo. Cualquier lector habrá podido apreciar que el arma carece de contrapesos en la empuñadura, pero eso no presenta un problema demasiado grave si tenemos en cuenta que se trata de un arma corta, lo que minimiza el momento de inercia en los golpes con grandes arcos, manteniendo siempre el centro de masas relativamente cerca de la zona de agarre.
Gunstock war club perteneciente a la colección del Museo Británico. |
En resumen se puede decir que es un buen arma, si bien no es excelente debido a su peso y manejabilidad limitada. El impacto psicológico que este arma puede causar es considerablemente mayor que el de un hacha o una porra de combate, ya que es más fácilmente identificable en combate que éstos, aunque las heridas provocadas sean similares. Personalmente, no le doy preferencia frente a un tomahawk o una de esas magníficas porras indias, dado que el peso es inferior y el manejo muy parecido.
El arte marcial denominado "Okichitaw" contiene sistemas de combate con este arma, pero no son los tradicionales y el arte marcial en sí contiene más de judo y aikido que de técnicas de los indígenas norteamericanos. El Okichitaw es un arte marcial deportivo, y las técnicas que se pueden aprender no tienen nada que ver con sistemas de combate reales. Si alguno lo busca en youtube, podrá comprobar que se trata de una danza para entretener al público y hacer que los alumnos se diviertan un rato creyendo que aprenden algo. Pero ante la inexistencia de manuales escritos, sólo podemos imaginar desde la lógica y el manejo de armas similares el uso que se le daba a esta exótica porra de combate.
El Marqués de las Doce y Media ofrece un adiós, si les place; y si no, también.
Esta muy bien lo que expones en tu Blog, solo tu presentación se me hace innecesariamente agresiva.
ResponderEliminarPor otra parte lo que aquí nos ilustras es mucho muy útil y me ayuda como cierras en tu Blog, a reflexionar y a "imaginar" estas Gunstocks en acción (me vinieron a la mente esos comics de "Libro Vaquero" tan populares en la República Mexicana de los 90's)
Como dijo Confusio en uno de sus axiomas: Solo el recuerdo nos queda.
Gracias por la aportación.